martes, 4 de agosto de 2009

Nocturno









La noche no muere nunca, renace del día, resurge de las llamas.

La noche despierta de las sábanas

de los que aún no han podido conciliar el sueño.

La noche reaparece triunfante, reinaugura, distorsiona.

Golpea, mata, enceguece, sorprende.

Lo nocturno es frágil, débil, inescrupuloso, inconciente.

En verano crea, en invierno sufre.

La noche funda, es líquida y mansa cuando lo desea,

se manifiesta con gritos y sollozos que se ahogan.

La noche aprieta hasta asfixiar y dá vida.

La noche reparte miedo y decepciones,

cuando provoca risas y despierta náuseas.

Sostiene, suelta y dispara.

La noche es vehículo y consecuencia.

Anuncia llantos, escucha súplicas.

La noche nunca sueña, porque no puede dormir.

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