No la conozco.
No quiero conocerla.
Me repugna lo hueco,
La afición al misterio,
El culto a la ceniza,
A cuanto se disgrega.
Jamás he mantenido contacto con lo inerte.
Si de algo he renegado es de la indiferencia.
No aspiro a transmutarme,
Ni me tienta el reposo.
Todavía me intrigan el absurdo, la gracia.
No estoy para lo inmóvil,
Para lo inhabitado.
Cuando venga a buscarme,
Díganle:
"se ha mudado".
Girondo, que maestro.
ResponderEliminarLindo, eso de ocutarc tambien lo hacemos la mayoria que nos cansamos -=D
ResponderEliminarSaluditos¡¡¡
Pero no hay sitio donde ocultarse, mucho menos hay la eternidad para hacerlo… lastimosamente...
ResponderEliminarsaludos
andrés