Si no sé que hay en la otra orilla.
¿Cómo quieren que cruce?
Cómo pretenden si no estoy segura, de que el suelo esté firme, que me atreva a saltar.
¿De qué mente sale la idea de que puedo llegar?
¿Si el agua está muy fría?¿Y si a mitad de camino me toma por sorpresa algún calambre que me impida seguir?
¿Qué hago con mis prejuicios?¿Y con ese baúl lleno de desilusiones?¿Dónde lo escondo?


Bueno acepto, esta bien prometo ni un signo de interrogación más.
Pero, una cosa, tengo mis condiciones.
No quiero cargar con nada, quiero sentir la libertad de un pájaro, los prejuicios y las historias, los dejo de este lado, elijo mi sola compañía, quiero hacerlo sola y no quiero salvavidas, ni equipo de rescate a mi disposición.
A veces me gusta extremar los límites, sentir esa adrenalina de poder perderlo todo, como una forma tal vez, a la vez, de ponerme a prueba, de conocer mis propias fronteras, ¿no?

Aunque…llevo tanto tiempo hablando y se me olvidó un detalle, mínimo, diminuto, pequeño detalle,yo no sé nadar.